Raymundo Gleyzer | ||
Eduardo Galeano*
"Raymundo Gleyzer ha desaparecido. La historia de
siempre. Lo arrancaron de su casa, en Buenos Aires, y no se sabe más. Había
hecho películas imperdonables. |
"Y
empezó la persecución del zapato derecho.
* Galeano, E. Días y noches de amor y de guerra; Ediciones del chanchito, Montevideo, 1988. Citado en Peña, F., Vallina, C. El cine Quema. Raymundo Gleyzer. Ed. de la Flor.Bs As. 2000 pp 19-20 |
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MÉXICO, LA REVOLUCIÓN CONGELADA (1970) * |
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Raymundo Gleyzer: "Es un análisis histórico sociopolítico de la realidad mexicana. Comienza con imágenes de la campaña electoral de Luis Echeverría (candidato oficial del Partido Revolucionario Institucional, que ha ganado las elecciones el 5 de julio de 1970 y asumirá la presidencia el 1° de diciembre próximo). Intercalados con este evento de actualidad, mostramos diez minutos de la Revolución Mexicana de 1910, con material original de archivo. "Es la historia de una revolución sin ideología que muy a pesar de Pancho Villa y Emiliano Zapata fue traicionada rápidamente. También [tiene] reportajes sincrónicos a ex soldados de Zapata, campesinos, indígenas, obreros. Las filmaciones fueron realizadas en todo el país, especialmente en Yucatán, donde 500.000 mayas viven en la peor miseria. [...] ¿Qué come el mexicano? ¿Dónde y cómo vive? ¿En qué piensa? ¿Cómo surge la burguesía mexicana que hoy detenta el poder? ¿Cuáles son sus bases de sustentación? La clase obrera maniatada, los sindicatos campesinos, la izquierda oportunista y la izquierda tradicional envueltas en conflictos internos. A esta situación, la respuesta del Pueblo, balbuceante, incoherente aún, expresada en las manifestaciones estudiantiles de 1968. El film termina con escenas de la masacre de la Plaza de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, donde fueron asesinadas 400 personas". 21 Juana Sapire: De Estados Unidos nos fuimos a México y, como México es tan grande, empezamos a leer, para saber adónde ir. Y así surgió la idea de hacer México. Volvimos a Nueva York, propusimos la idea, Sam puso algo de dinero y Bill, que era el vicepresidente de una productora de publicidad ("Hacemos la mejor mierda del mundo", decía), aportó los equipos para posproducir. Entonces volvimos a México y Raymundo dijo: "Lo voy a llamar al Negro Ríos". |
Humberto Ríos: Raymundo me
llamó desde México, para decirme que me preparara para viajar allí y para
que mi mujer, María Elena Vera, que es historiadora, fuera trabajando en una
investigación sobre el país. Ella investigó todo, le mandamos el trabajo a
Raymundo y después fuimos nosotros. No lo pensamos mucho ante la propuesta.
Largamos todo, la casa, los perros... todo. Nos fuimos de cabeza para allá.
Raymundo tomó contacto con una amiga nuestra que vivía allí, nosotros
paramos en su casa y a través de ella se consiguió una pensión para él. El
de esos años era un México transparente, no había smog, un cielo azul
hermoso... una belleza de ciudad, era para enamorarse. Empezamos a juntar
gente y Arturo Ripstein, que entonces estaba casado con una argentina, nos
consiguió un productor que nos guiara por México y que se llamaba Paul Leduc.22 Trabajábamos todo el día, era muy agotador. Filmábamos con una Beaulieu, que es una cámara totalmente desequilibrada, había que estar todo el tiempo compensando con la muñeca. Hubo testimonios que no pudimos meter porque me temblaba la mano, estaba cansadísimo. Mientras hacíamos las tomas del henequén, yo caí al suelo desmayado con cámara y todo. Paul tuvo que ir a buscar al pueblo un bloque de hielo para refrescarme porque me quedé ahí, frito. |
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Juana Sapire: Al caerse la
cámara se abolló el lente, entraba luz y no se podía cerrar. El Negro se
sentía terriblemente mal. Decía: "Me voy, me voy", y Raymundo le respondía:
"Ah, ¿encima te vas a ir?". Raymundo se quedó en el patio, se puso en una
mesa, desarmó la Beaulieu, hizo un dibujo y puso cada cosita que sacaba en
una parte del dibujo, para no perder nada. Entonces agarró un martillo y
empezó a enderezar las piezas abolladas a martillazos. Ahí nos fuimos todos
corriendo, no podíamos ver eso. Y la arregló, la arregló aunque no lo
supimos hasta que vimos el material después en Nueva York, porque en México
no podíamos revelar nada. |
Raymundo Gleyzer:
"Fuimos, por ejemplo, a Yucatán, y allí seleccionamos a Antonio López,
[...] el cortador de henequén negro, el personaje de ese capítulo. En
general, yo me dirijo al sujeto y lo invito a colaborar con la filmación.
Por supuesto, por esa colaboración se le ofrece una remuneración que me
parece que es el modo más correcto de proceder. Hay que pagarles el salario
que se les hace perder; si pierden contigo determinado tiempo, hay que
pagárselo. Así, además, la gente trabaja con mejor predisposición. A partir
de entonces, grabamos muchas entrevistas con López, al cabo de las cuales
nos pareció que era un tipo que veía con suma claridad su condición de
explotado y era capaz de expresarla con gran transparencia. En adelante,
todavía, López pasa a ser de entrevistado a personaje, digo personaje
porque, en la medida que nos refiere su vida y sus conflictos, se hace
intérprete, representante, de toda una situación general. Y además, empieza
a tomar la iniciativa de la película, porque él va determinando su
desarrollo. Como te decía: no hay nada a priori, todo se va transformando
sobre la marcha, lo que creíamos sobre la realidad o sobre la película se
rectifica o se confirma. Esa permeabilidad creo que es el mejor principio
para estos casos".23 |
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Se puede pensar en Raymundo como uno de los primeros en tratar de abarcar América latina, en descubrir que en todos los países sucede lo mismo. La situación argentina no era exclusiva, ni la de Brasil, ni la de Bolivia. Eran todos escenarios de la misma cuestión. Latinoamérica herida, lastimada. Más que un cineasta, era un humanista. Meterse en Brasil, en Malvinas, en las comunidades indígenas, en México, era meterse ahí donde duele. |
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Raymundo Gleyzer (carta a
Carlos de Hoyos,24 Buenos Aires, 15 de
septiembre de 1971): "Tal vez sepas, o no, que hemos realizado un film en tu
país sobre un tema que apasiona y ejemplifica en otros lugares de
Latinoamérica: México, la revolución congelada. |
"En lo que respecta a mi opinión de la
película, te adelanto ahora algunas impresiones que espero profundizar más
adelante y lograr una buena, productiva discusión contigo. Me parece que la
situación histórica de la cual parte el análisis es un tanto esquemática y
superficial, más reseña de acontecimientos que análisis y explicación del
proceso. Raymundo Gleyzer
(entrevistado por José Wainer en "Marcha", Montevideo, enero de 1971):
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La investigación continúa inclusive
ahora que la película está terminada y se empezó a exhibir. Bueno, terminada
no, porque pensamos agregarle un capítulo que refuerce la imagen de la
penetración norteamericana -y eso todavía está en discusión, para conseguir
la formulación definitiva-, y además, porque queremos comprobar la
repercusión en el público de lo que nosotros buscábamos.26
[...] "-A muchos nos llamó la atención
que el repaso de la historia no hiciera hincapié en la figura de Cárdenas.
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Raymundo Gleyzer: "A
partir del éxito internacional de la película,27
un exhibidor argentino se interesó en presentarla aquí, por lo cual se
hicieron los trámites necesarios ante el Ente calificador, para el
otorgamiento del certificado de exhibición. [El director del organismo,
Ramiro] de la Fuente, me dijo que después de ver el film lo había hecho
proyectar ante el embajador mexicano. Este solicitó entonces a la
cancillería argentina que se prohibiese. [...] No solo se nos cercena el
derecho a vivir, transitar y opinar, sino que se permite que un país
extranjero nos imponga normas y dictamine sobre lo que podemos ver o no en
materia cinematográfica. Es la primera vez que pasa algo así con mi film,
que se exhibe libremente en Estados Unidos, Alemania, Suecia, Suiza,
Uruguay, Chile, Venezuela, Colombia y hasta en la propia Universidad de
México" .28 Bebe Kamín: A Raymundo se lo
notaba un tipo muy seguro de su propia condición de cineasta y de militante.
Era como que se colocaba a sí mismo en una posición de mayor compromiso
ideológico. Estaba claro que era una especie de "militante partidario",
aunque yo no sabía a qué partido pertenecía ni nada. Lo veía imbricado en lo
político, digamos. Mucho más a partir de México, donde era clara la
perspectiva de una izquierda militante, confrontadora, activa. Muy
provocadora, la película. Y además llamaba la atención porque esa era la
época de Echeverría y este era considerado uno de los presidentes de mayor
apertura de México. La izquierda en general lo consideraba un tipo potable,
que había permitido una cantidad de cosas, era un liberal comparado con
López Mateos y toda esa gente. Y sin embargo, este le daba con un caño. Esa
imagen me quedó de Raymundo: intransigente en relación a cualquier "desvío
liberal", muy tozudo en sus objetivos. Álvaro Melián: Antes de México nos habíamos visto en algún café y teníamos amigos comunes. Pero la relación con Raymundo nace después, cuando él vuelve de México con la película. A mí me conmovió, me pareció una película interesante. Recuerdo que fue muy criticada por los peronistas, porque no se reivindicaba demasiado el rol de Lázaro Cárdenas. En ese sentido la vieron como una película un poco ultra, con algunas desviaciones... Yo no estaba demasiado de acuerdo con esas críticas, pero reconozco que lo que conocía de México era poquísimo. No se conocía mucho en general, más que la burocracia del PRI. Y además la película impresionaba, porque salvo las experiencias etnológicas, prácticamente nadie había hecho un documental que revelara problemas políticos y sociales, con la excepción de La hora de los hornos, que me parecía un film de agitación peronista. El único maestro, del que venimos todos, era Joris Ivens.
* Peña, F., Vallina, C. El cine Quema. Raymundo Gleyzer. Ed. de la Flor.Bs As. 2000 pp 57-68
notas 21 Carta a Guy Jossemet, Buenos Aires, 21 de septiembre de 1971. 22 Leduc (México, 1942) había estudiado cine durante algún tiempo en el IDHEC de París. Después de colaborar en forma anónima con Gleyzer debutó en el largometraje con el excelente Reed. México insurgente (1972). De su obra posterior, que alternó el documental con la ficción, se destacó especialmente Frida (1984). 23 "Marcha", Montevideo, 11 de noviembre de 1971; entrevista por José Wainer. 24 El mexicano Carlos de Hoyos, apodado "El Muerto", militaba en aquel momento en una organización de base del ámbito universitario, donde paralelamente desarrolló una intensa actividad de difusión de cine político. También aparece como asistente en los títulos de algunos films políticos de esa misma época, como Reed, México insurgente, de Paul Leduc. El cineasta mexicano Gabriel Retes lo recuerda como un "hombre del '68, de gran inteligencia, muy comprometido políticamente. Se puede decir que hoy está perdido. No sé qué ha sido de él". 25 Estas frases están incluidas, textuales, en la banda sonora del film.
26 El plan de agregar un fragmento para
describir mejor la cuestión de la presión norteamericana sobre México nunca
se llevó a cabo. Con respecto a las fuentes utilizadas para redactar los
textos del film, Gleyzer las detalló en un texto inédito titulado Algunos
antecedentes importantes del film documental México, la revolución congelada:
"El film fue íntegramente filmado en México durante marzo, abril y mayo de
1970. [Utilizamos] varias fuentes oficiales, entre ellas el censo nacional
de 1960. La mayor parte de las citas que menciona el locutor son tomadas del
libro del actual rector de la Universidad Autónoma de México, Pablo González
Casanova, La democracia en México, de la editorial mexicana Era. Sus
palabras casi textuales se reproducen en las páginas 24 a 120 y los cuadros
estadísticos, en las páginas 230 a la 328. 27 México, la revolución congelada obtuvo el primer premio en el Festival de Locarno y el Ducado de Mannheim en el festival internacional de esa ciudad. 28 "La Opinión", 28 de octubre de 1971. Aunque se lo exhibió en diversas oportunidades, el film no pudo tener un estreno formal en Buenos Aires hasta mayo de 1973.
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Raymundo Gleyzer estuvo en
Montevideo, el fin de semana pasado, y presenció en la función de la
Cinemateca del Tercer Mundo el estreno uruguayo de México, la revolución
congelada, este último documental en colores. Gleyzer es argentino, tiene veintinueve años y más de quince documentales en su haber. Filma desde 1961 y desde entonces ha obtenido siete premios internacionales en festivales. -Hay muy pocas películas dedicadas al tema México. De ellas, la mayoría debe pertenecer a realizadores no latinoamericanos, y ninguna, sin duda, a los propios mexicanos. ¿Cómo explicas eso? -La situación política en México es sumamente confusa. Durante muchísimo tiempo el gobierno de la "revolución congelada" trató, y trata todavía, de confundir a todo el mundo, y en esa masa de confusiones está inmersa la propia intelectualidad mexicana por lo menos en lo que al cine se refiere. De ese prolongado letargo no me parece que vayan a despertar si siguen creyendo, monoliticamente, en la posibilidad de ganarse a la industria para la revolución. La única forma de romper ese circulo es el cine documental, que salga directamente al pueblo, lo interrogue, lo registre, que busque en él su base de sustentación. Esa es la tentativa de mi película. -¿Tu condición de extranjero provocó alguna dificultad? -Seria una perogrullada recordar que uno no puede ser extranjero en América Latina. En cualquier lugar, y eso lo sentís apenas empezás una película, uno se encuentra en su propio país. Así me ocurrió en Brasil, cuando La tierra quema, y esta vez, también. Hay muchas cosas que unifican nuestra realidad, y más que nadie nuestro enemigo común. Te diría que la experiencia mexicana me interesa no sólo por México, sino por lo que nos puede servir a todos los demás, y viceversa: creo que la experiencia de los cañeros tucumanos sería muy útil para los cortadores de henequén en Yucatán. Son manifestaciones múltiples de una realidad en el fondo única. Y el papel del cine, en esta lucha por romper el cerco de la información que nos tiende el imperialismo a través de todos sus instrumentos, es ir a las fuentes, reflejar la realidad y retransmitirla a otras regiones. -Bueno, pero México siempre tuvo una apariencia de singularidad dentro del mapa continental. ¿Cómo influyó en la elaboración de la película esa perspectiva latinoamericana? -Ante todo: es una película hecha por argentinos -que aparecen en los títulos- el Negro Ríos en cámara, y mi esposa, Juanita, en sonido- y por mexicanos -que no aparecen, por razones obvias no pueden aparecer, en los títulos-. A todos nos interesaba analizar un fenómeno que no se limita a México, sino que se ha extendido por toda América Latina: qué sucede cuando un movimiento popular carece de una precisa definición socialista, cuando no se propone la transformación de la sociedad. Pienso en experiencias del pando, como la de Paz Estenssoro, en sus limitaciones- y en las del peronismo en cierto modo, y en las del gobierno de Goulart, o de Arbenz, o del propio Cárdenas. E inclusive en las definiciones de gobiernos que cuentan con nuestra expectativa hoy, como los de Velasco Alvarado o Torrea. En fin, una larga serie de movimientos nacionales que en última instancia frustraron por sus propias irritaciones (claro, y no sólo por ellas desde luego). Me pareció que el ejemplo de México era el más grande de lo que ha ocurrido en América Latina cuando la burguesía se apropiaba de las banderas de un movimiento popular, y cómo no ha podido impedirla en unos casos- o ha sido la protagonista de la misma en otros. O será socialista o será una parodio de revolución, decía el Che, y ésa quiso ser la médula de la película. -El trabajo debió ser complicado, si pensamos que ustedes debían empezar desde cero o muy poco más adelante. -Estuvimos dos meses fuera de México, leyendo, investigando, interrogando a gente que vivía en el exilio. Luego nos fuimos a México, y pasamos otros dos meses haciendo reuniones con distintos grupos obreros y campesinos, estudiantes, políticos, economistas. Cuando conseguirnos delinear un panorama general en el que todas esas fuentes quedaron integradas nos lanzamos a filmar por distintas regiones del país Pero la investigación propiamente dicha nunca se detuvo. Nos acostumbrarnos a trabajar con fichas. Una ficha para cada entrevista, para cada libro o articulo que leyéramos para cada acontecimiento significativo que ocurriera. La investigación continúa inclusive ahora que la película ya está terminada y se empezó a exhibir. Bueno terminada no, porque pensamos agregarle un capitulo que refuerce la imagen de la penetración norteamericana -y eso todavía está en discusión para conseguir la formulación definitiva- y además porque querernos comprobar la repercusión en el publico de lo que nosotros buscábamos -¿Los campesinos que aparecen interrogados en la película preparaban su declaración con el entrevistador, o la filmación era totalmente improvisada? -Nosotros fuimos por ejemplo, a Yucatán, y allí seleccionamos a Antonio López, ¿te acordas?: el cortador de henequén negro, el personaje de ese capitulo. En general, yo me dirijo al sujeto y lo invito a colaborar con la filmación. Por supuesto, por esa colaboración se le ofrece una remuneración que me parece es el modo más correcto de proceder. Hay que pagarles el salario que se les hace perder; si pierden contigo determinado tiempo, hay que pagárselo. Así, además la gente trabaja con mejor predisposición. A partir de entonces grabamos muchas entrevistas con López, al cabo de las cuales nos pareció que era un tipo que veía con suma claridad su condición de explotado y era capaz de expresarla con una gran transparencia. En adelante, todavía, López pasa a ser de entrevistado a personaje, digo personaje porque, en la medida que nos refiere su vida y sus conflictos, se hace intérprete, representante, de toda una situación general. Y además. empieza a tomar la iniciativa de la película, porque él va determinando su desarrollo. Como te decía: no hay nada a priori todo se va transformando sobre la marcha, lo que creíamos sobre la realidad o sobre la película se rectifica o se confirma. Ésa permeabilidad creo que es el mejor principio para estos casos. -Tu visión critica de México puede provocar cierta sorpresa en la medida en que su diplomacia pareció siempre bastante autónoma, como en el caso de Cuba, o en el asilo político. -Mira: eso es sólo una falacia más. Un ejemplo: el aeropuerto de Ciudad de México está totalmente administrado por la ClA, es propiedad de la CIA. Si querés viajar a Cuba te ponen impedimentos insalvables, aunque tengas visa y haya relaciones. La CIA te marca, te ficha, te fotografía, te toma impresiones digitales, te lleva a sus dependencias y te somete a su propio personal, todo sin que la policía mexicana haga siquiera de intermediario. Al final te das cuenta de que las relaciones con Cuba no son más que una jugada por elevación que el imperialismo le hace cumplir a los mexicanos. - ¿Hay dificultades para filmar estas cosas? ¿Y para exhibir? - La posibilidad de exhibir una película de intención critica es simplemente una fantasía, por lo menos en los circuitos públicos. Ni siquiera pensamos intentarlo, lo cual no quiere decir que no la vayamos a exhibir en México, desde luego. Ya se verá. La represión intelectual es muy intensa, en general. Para poder filmar necesitas hacer una declaración ante el Ministerio del Interior. Ahí, inmediatamente, te nombran un censor, que no te deja ni a sol ni a sombra y decide qué se puede filmar. Todos los cineastas del mundo que pasan por México, en cualquier carácter, jamás pueden librarse de este personaje, que sabe exactamente qué se puede filmar -mejor, qué no se puede filmar-. Nosotros optamos por omitir ese trámite, no declaramos nada, y trabajamos en forma semiclandestina, lo que nos daba una mayor libertad de acción. El precio lo pagamos ahora cuando nos proponemos exhibirla. -De manera que la película, desde ya, antes de que alguien la califique, por su sola existencia es una trasgresión. ¿Hay antecedentes de películas prohibidas? -Hay mucho. Últimamente se ha hablado de dos títulos. Los adelantados, de Alatriste, el productor de Buñuel, sobre la vida de los campesinos yucatecos sometidos casi a la esclavitud, y Ciudad de Netzalhualcoyotl, que la produjo el dueño de una de las publicaciones de mayor circulación (...), y se refiere a la vida de una villa miseria próxima a Ciudad de México. Lo más curioso es que todos sabían que habrían de ser prohibidas, y con esa convicción incluso fueron filmadas. -¿Hay intención de caricaturizar a la izquierda en la película?
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