Raymundo Gleyzer

 

Eduardo Galeano*

 

 "Raymundo Gleyzer ha desaparecido. La historia de siempre. Lo arrancaron de su casa, en Buenos Aires, y no se sabe más. Había hecho películas imperdonables.
"Yo lo había visto por última vez en febrero [de 1976]. Fuimos a cenar con nuestros hijos, cerca del mar. En la trasnochada, me habló del padre.
  "La familia de Raymundo venía de un pueblecito de la frontera entre Ucrania y Rusia. Allá cada casa tenía dos banderas diferentes para izar y dos retratos para colgar, según marchaban las cosas. Cuando se iban los soldados rusos, llegaban los ucranianos, y así. Era una zona de continua guerra, infinito invierno y hambre sin fin. Sobrevivían los duros y los pícaros, y en las casas se escondían los pedazos de pan bajo los tablones del piso.
  "La primera guerra mundial no fue novedad para nadie en aquella comarca sufrida, pero empeoró lo peor. Los que no morían empezaban el día con las piernas flojas y un nudo en el estómago.
  "En 1918, llegó a la región un cargamento de zapatos. La Sociedad de Damas de Beneficencia había enviado zapatos desde los Estados Unidos. Vinieron los hambrientos de todas las aldeas y disputaron los zapatos a dentelladas. Veían zapatos por primera vez. Nunca nadie había usado zapatos en aquellas comarcas. Los más fuertes se marchaban bailando de alegría con la caja de zapatos nuevos bajo el brazo.
  "El padre de Raymundo llegó a su casa, se desató los trapos que le envolvían los píes, abrió la caja y se probó el zapato izquierdo. El pie protestó, pero entró. El que no entró fue el pie derecho. Lo empujaban entre todos, pero no había caso. Entonces la madre advirtió que los dos zapatos tenían la punta torcida para el mismo lado. Él volvió corriendo al centro de distribución. Ya no quedaba nadie.

 "Y empezó la persecución del zapato derecho.
  "Durante meses caminó el padre de Raymundo, de aldea en aldea, averiguando.
  "Después de mucho andar y preguntar, encontró lo que buscaba. En un lejano pueblito, más allá de las colinas, estaba el hombre que calzaba el mismo número y que se había llevado los dos zapatos derechos. Los tenía, brillantes, sobre una repisa. Eran el único adorno de la casa.
  "El padre de Raymundo ofreció el zapato izquierdo.
  "Ah, no -dijo el hombre-. Sí los americanos los mandaron así, así debe ser. Ellos saben lo que hacen. Ellos hacen las cosas bien".

 

* Galeano, E. Días y noches de amor y de guerra; Ediciones del chanchito, Montevideo, 1988. Citado en Peña, F., Vallina, C. El cine Quema. Raymundo Gleyzer. Ed. de la Flor.Bs As. 2000  pp 19-20

MÉXICO, LA REVOLUCIÓN CONGELADA (1970) *

 

Raymundo Gleyzer: "Es un análisis histórico sociopolítico de la realidad mexicana. Comienza con imágenes de la campaña electoral de Luis Echeverría (candidato oficial del Partido Revolucionario Institucional, que ha ganado las elecciones el 5 de julio de 1970 y asumirá la presidencia el 1° de diciembre próximo). Intercalados con este evento de actualidad, mostramos diez minutos de la Revolución Mexicana de 1910, con material original de archivo.

"Es la historia de una revolución sin ideología que muy a pesar de Pancho Villa y Emiliano Zapata fue traicionada rápida­mente. También [tiene] reportajes sincrónicos a ex soldados de Zapata, campesinos, indígenas, obreros. Las filmaciones fueron realizadas en todo el país, especialmente en Yucatán, donde 500.000 mayas viven en la peor miseria. [...] ¿Qué come el mexicano? ¿Dónde y cómo vive? ¿En qué piensa? ¿Cómo surge la burguesía mexicana que hoy detenta el poder? ¿Cuáles son sus bases de sustentación? La clase obrera maniatada, los sindicatos campesinos, la izquierda oportunista y la izquierda tradicional envueltas en conflictos internos. A esta situación, la respuesta del Pueblo, balbuceante, incoherente aún, expresada en las manifes­taciones estudiantiles de 1968. El film termina con escenas de la masacre de la Plaza de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, donde fueron asesinadas 400 personas". 21

Juana Sapire: De Estados Unidos nos fuimos a México y, como México es tan grande, empezamos a leer, para saber adónde ir. Y así surgió la idea de hacer México. Volvimos a Nueva York, propusimos la idea, Sam puso algo de dinero y Bill, que era el vicepresidente de una productora de publicidad ("Hacemos la mejor mierda del mundo", decía), aportó los equipos para posproducir. Entonces volvimos a México y Raymundo dijo: "Lo voy a llamar al Negro Ríos".

 

Humberto Ríos: Raymundo me llamó desde México, para decirme que me preparara para viajar allí y para que mi mujer, María Elena Vera, que es historiadora, fuera trabajando en una investigación sobre el país. Ella investigó todo, le mandamos el trabajo a Raymundo y después fuimos nosotros. No lo pensamos mucho ante la propuesta. Largamos todo, la casa, los perros... todo. Nos fuimos de cabeza para allá. Raymundo tomó contacto con una amiga nuestra que vivía allí, nosotros paramos en su casa y a través de ella se consiguió una pensión para él. El de esos años era un México transparente, no había smog, un cielo azul hermoso... una belleza de ciudad, era para enamorarse. Empezamos a juntar gente y Arturo Ripstein, que entonces estaba casado con una argentina, nos consiguió un productor que nos guiara por México y que se llamaba Paul Leduc.22
Juana Sapire: Paul Leduc era nuestro hombre en México. Nos reuníamos y, a partir de lo que él proponía, nos planteábamos el trabajo. Decidimos empezar en Chiapas, nos pareció lo más interesante. Dormíamos de lo más barato, a veces parábamos en hoteles alojamiento y Paul se tenía que pedir una pieza para él solo.
Humberto Ríos: Día por día nos sentábamos todos, con mi mujer, con Juanita, y discutíamos lo que íbamos a hacer. A veces se nos unía Paul, cuando estaba de buen humor, porque de ordinario tiene un carácter bastante podrido. Él jugaba de local y era el que tiraba los puñales; nosotros teníamos que recoger sus desafíos. No quiso figurar ni aparecer porque eran tiempos tremendos, los mexicanos no podían hablar de esa realidad. Osvaldo López, un muchacho que había hecho un documental sobre la matanza de Tlatelolco, murió misteriosamentre... Así que les venía bien que estos locos extranjeros hiciéramos ese trabajo.
En esa época el procedimiento regular para filmar en México era así: ibas a la Secretaría de la Gobernación a pedir permiso para filmar v ahí te preguntaban: "¿Qué va a filmar?". "Un documental turístico." "Perfecto, le mandamos a alguien para que los acompañe, usted se hace cargo de sus gastos y de su sueldo." "Ah, bueno. Gracias." Así que para evitar eso, fuimos de turistas y filmamos en secreto.

Trabajábamos todo el día, era muy agotador. Filmábamos con una Beaulieu, que es una cámara totalmente desequilibrada, había que estar todo el tiempo compensando con la muñeca. Hubo testimonios que no pudimos meter porque me temblaba la mano, estaba cansadísimo. Mientras hacíamos las tomas del henequén, yo caí al suelo desmayado con cámara y todo. Paul tuvo que ir a buscar al pueblo un bloque de hielo para refrescarme porque me quedé ahí, frito.

   

 

Juana Sapire: Al caerse la cámara se abolló el lente, entraba luz y no se podía cerrar. El Negro se sentía terriblemente mal. Decía: "Me voy, me voy", y Raymundo le respondía: "Ah, ¿encima te vas a ir?". Raymundo se quedó en el patio, se puso en una mesa, desarmó la Beaulieu, hizo un dibujo y puso cada cosita que sacaba en una parte del dibujo, para no perder nada. Entonces agarró un martillo y empezó a enderezar las piezas abolladas a martillazos. Ahí nos fuimos todos corriendo, no podíamos ver eso. Y la arregló, la arregló aunque no lo supimos hasta que vimos el material después en Nueva York, porque en México no podíamos revelar nada.
Raymundo hizo un poco de cámara, entonces, porque al principio el Negro estaba petrificado.
 Humberto Ríos: Después me animé a seguir y el temblor de mi mano quedó incorporado al film, hasta el punto que después prescindimos del trípode, porque el trípode me daba una imagen casi... hospitalaria. Preferí el temblor, el preciso temblor de quien está comunicándose con la cámara y tratando de capturar aspectos de la realidad que vibran.
Sé que estas palabras pueden sonar a guitarra, pero para mí son una verdad muy profunda. Si uno ve ¡Que viva México! de Eisenstein, se tiene la sensación de que el tiempo le permitió mirar, pensar, excavar, colocar una visión particular desde cualquier ángulo de cámara. Tuvo el tiempo necesario. Cada toma de Eisenstein está pensada. Las nuestras no fueron nunca pensadas. Hay un ojo, una mirada, anterior a la cámara. Yo tenía en mente el axioma de Glauber [Rocha]: "Una idea en la cabeza y una cámara en la mano". Siempre estábamos mirando con la cámara lista. Íbamos por la ruta, pasábamos al lado de un cementerio y Raymundo decía: "Pará". Y hacíamos unas tomas, ahí de inmediato. No había tiempo de pensar una cosmovisión: esta tenía que armarse todos los días. Había que estar ligando los elementos de la realidad con el eje central de película, que era la necesidad de capturar México y su realidad profunda. Es una mirada que no tiene que ver realmente con la estética, sino con la ética.

 

 Raymundo Gleyzer: "Fuimos, por ejemplo, a Yucatán, y allí seleccionamos a Antonio López, [...] el cortador de henequén negro, el personaje de ese capítulo. En general, yo me dirijo al sujeto y lo invito a colaborar con la filmación. Por supuesto, por esa colaboración se le ofrece una remuneración que me parece que es el modo más correcto de proceder. Hay que pagarles el salario que se les hace perder; si pierden contigo determinado tiempo, hay que pagárselo. Así, además, la gente trabaja con mejor predisposición. A partir de entonces, grabamos muchas entrevistas con López, al cabo de las cuales nos pareció que era un tipo que veía con suma claridad su condición de explotado y era capaz de expresarla con gran transparencia. En adelante, todavía, López pasa a ser de entrevistado a personaje, digo personaje porque, en la medida que nos refiere su vida y sus conflictos, se hace intérprete, representante, de toda una situación general. Y además, empieza a tomar la iniciativa de la película, porque él va determinando su desarrollo. Como te decía: no hay nada a priori, todo se va transformando sobre la marcha, lo que creíamos sobre la realidad o sobre la película se rectifica o se confirma. Esa permeabilidad creo que es el mejor principio para estos casos".23
 Humberto Ríos: Para salir de México, como teníamos sesenta kilos de material, incurrimos en corrupción: le pagamos a un vista de aduana para que mirara para otro lado. En Nueva York Raymundo se quedó tres meses armando la película con Steve, un sobrino de Susman que manejaba la moviola. Yo me fui antes, cuando todavía no estaba terminada. Después de todo ese tiempo de convivencia cotidiana entre México y Estados Unidos, con Raymundo terminamos de conocernos. Yo estaba en una organización y le dije: "Mirá, cuando volvamos quisiera presentarte a una gente para ver si te interesa integrarte a un grupo de trabajo". Me respondió: "Yo también pensaba presentarte a unos amigos". Así que cuando llegamos no nos presentamos a nadie, porque ya estábamos los dos trabajando, aunque cada uno para organizaciones distintas. Pero no hubo ruptura.
 

 

Se puede pensar en Raymundo como uno de los primeros en tratar de abarcar América latina, en descubrir que en todos los países sucede lo mismo. La situación argentina no era exclusiva, ni la de Brasil, ni la de Bolivia. Eran todos escenarios de la misma cuestión. Latinoamérica herida, lastimada. Más que un cineasta, era un humanista. Meterse en Brasil, en Malvinas, en las comunidades indígenas, en México, era meterse ahí donde duele.

 Raymundo Gleyzer (carta a Carlos de Hoyos,24 Buenos Aires, 15 de septiembre de 1971): "Tal vez sepas, o no, que hemos realizado un film en tu país sobre un tema que apasiona y ejemplifica en otros lugares de Latinoamérica: México, la revolución congelada.
"[ ... ]Es justamente el análisis de una revolución sin ideología, ni vanguardia que la sustente y la garantice. [La Revolución Mexicana] es la primera gran experiencia dolorosa de las luchas latinoamericanas de este siglo. Podemos decir que no se les podía pedir a Zapata o a Villa que estuvieran al día con las lecturas sobre marxismo, etc., pero ello nos sirve para ejemplificar que si las grandes masas no tienen como objetivo la transformación de la sociedad, fracasan en la toma del poder, y que la burguesía, que sí tiene ideología, espera su turno.
25 [...] Estamos haciendo el máximo esfuerzo para que el film comience a difundirse en su lugar natural: México. En el resto del continente levanta encendidas polémicas y moviliza actitudes, esperemos que en tu país ocurra algo similar.
"Creo que la formación de un cine contestatario en México merece el máximo apoyo de nuestra parte. En un país donde hay tanto campo para el cine documental independiente solo se ven tibias y mediocres realizaciones. Tal vez por no contar con un circuito en marcha de distribución o por pensar que `en México las condiciones son diferentes'. Todos los latinoamericanos tenemos similares problemas, pero una vez lanzada la primera piedra todo es más sencillo. Si querés escribirme acerca de lo que se está haciendo en ese sentido te lo agradecería mucho, ya que el mismo pedido le hice a compatriotas tuyos, sin resultados positivos".
Carlos de Hoyos (Carta a Raymundo Gleyzer, México, 22 de abril de 1972): "No te había escrito por varios motivos, el primero [por]que andamos un poco atareados aquí (no sé si te habrás enterado de las movilizaciones obreras y del, en cierto modo, auge del movimiento en México), trabajando como alucinados filmando todo lo que pasa y elaborándolo todo inmediatamente para el movimiento (casi todo en súper 8, aunque estamos filmando en 16 mm también, para una elaboración más calmada). De modo que ahora me hago un tiempo y me siento a escribirte, no como quisiera ya que solo he podido ver una vez
la película y, claro, tengo una impresión superficial todavía.
"No hemos podido correr la película hasta ahora, en primer lugar porque en los lugares más accesibles como la Universidad, por ejemplo, recién han empezado las clases. Pero ya está programada y va a tener una buena corrida por ahí, tanto en México como en provincia. Por otro lado, hemos estado afinando un sistema de distribución en el movimiento obrero y ya están programadas exhibiciones ahí también. Ya te iré comunicando los resultados.

"En lo que respecta a mi opinión de la película, te adelanto ahora algunas impresiones que espero profundizar más adelante y lograr una buena, productiva discusión contigo. Me parece que la situación histórica de la cual parte el análisis es un tanto esquemática y superficial, más reseña de acontecimientos que análisis y explicación del proceso.
"No tengo muy clara tu caracterización de la Revolución Mexicana y por lo tanto no sé si el título coincide con lo que se desarrolla (esto lo tendré que analizar más adelante, viendo la película otra vez) pero resulta que hay ahora, aquí, una polémica sobre la Revolución del '10: la Revolución Mexicana fue una revolución popular que fue `interrumpida' después de Cárdenas, o fue una revolución democrático-burguesa que solo ha pasado por diferentes fases -caudillismo, populismo, bonapartismo- para consolidar un desarrollo burgués-capitalista-dependiente del imperialismo norteamericano.
"Creo que cualquier intento de análisis debe partir de esta necesaria caracterización y, por ejemplo, el que se hace en México... del período cardenista se me hace maniquea y falsa totalmente en cuanto a eso de que `Cárdenas no se apoyó en las masas para desarrollar la revolución' y que `la revolución es socialista o no es revolución', cito más o menos de memoria. ¿Cómo está eso de que Cárdenas no se apoyó en las masas? ¿En quién se apoyó entonces y contra quién? ¿Qué situación concreta enfrentaba el país en ese momento, tanto en el frente interno -burguesía vs. proletariado- como en el frente externo -imperialismo vs. países independientes- y, por otro lado, el avance del fascismo?
"Otra cosa, ¿creés que el Partido Popular Socialista es de alguna manera representativo de alguna corriente de izquierda que tenga realmente algo que decir al movimiento? Me parece estupenda la entrevista en cuanto tal, pero [creo] que está totalmente mal situada en cuanto a los objetivos que tendría, esto es, que parece que andamos muy confundidos, ¿no? Creo que se debería especificar y situar más concretamente al PPS y lo que significa en la política mexicana.
"La foto me parece estupenda, el planteamiento cinematográfico me parece justo, me recuerda un poco (solo un poco, no te ofendas) a La hora de los hornos. Creo que es mucho mejor cuando la cámara es sólo testigo y son los protagonistas los que hablan, esto es, el documental. Creo que es totalmente fallida la reconstrucción, el '68 me parece bien presentado, aunque pobre de material". [...]

 Raymundo Gleyzer (entrevistado por José Wainer en "Marcha", Montevideo, enero de 1971):
"-El trabajo debió ser complicado, si pensamos que ustedes debían empezar desde cero o muy poco más adelante.
"-[ ...] La investigación propiamente dicha nunca se detuvo. Nos acostumbramos a trabajar con fichas. Una ficha para cada entrevista, para cada libro o artículo que leyéramos, para cada acontecimiento significativo que ocurriera.

 

 

La investigación continúa inclusive ahora que la película está terminada y se empezó a exhibir. Bueno, terminada no, porque pensamos agregarle un capítulo que refuerce la imagen de la penetración norteamericana -y eso todavía está en discusión, para conseguir la formulación definitiva-, y además, porque queremos comprobar la repercusión en el público de lo que nosotros buscábamos.26 [...]
"-¿Hay cierta intención de caricaturizar a la izquierda en la película?
"-No, no es la izquierda, sino un ala, una pequeña ala del sistema político en que se apoya el régimen. Es la izquierda oficial, el Partido Popular Socialista, fundado por Vicente Lombardo Toledano, y que hoy es un grupo que está profesionalmente en la traición. Y aunque en la película se vean retratos de Marx o de
Stalin, no tienen nada que ver con el Partido Comunista, o los grupos espartaquistas, o los maoístas. Es cierto que, por desgracia, como en otras partes del mundo, la izquierda está atomizada en México, y que todos los pequeños y perseguidos grupos no suman más que unos miles. Con ese pasaje quisimos mostrar hasta dónde llegaba la perfección del engranaje, que incluye su propia izquierda disidente, legal y todo.

"-A muchos nos llamó la atención que el repaso de la historia no hiciera hincapié en la figura de Cárdenas.
"-Hay una cosa innegable: a la película le faltan muchas cosas. Esta es una primera aproximación al tema de México y no podíamos excedernos de una hora de metraje. Decantar todo lo que recopilamos fue durísimo, sobre todo porque queríamos quedarnos con las cuestiones que tenían mayor vigencia. Cárdenas hubiera merecido un análisis en profundidad. Uno no se podía limitar a agregar que fue importante y punto. En el grupo predominó la idea de que precisamente en ese caso debíamos ser muy rigurosos. Mostrar que Cárdenas no movilizó a las masas para destruir a la oligarquía, y que su programa, que en sí era avanzado, se extinguió con su mismo período de gobierno. Es inexplicable que haya permitido que lo sucediera Ávila Camacho en la presidencia, reconocido sin discusión como el gobernante más retrógrado y entreguista del PRI, cuando la voluntad de Cárdenas en esa decisión era fundamental. Pero realizó las etapas más audaces de la reforma agraria. Y enfrentó al imperialismo en la nacionalización del petróleo. Y más cerca de nosotros, apoyó a Cuba; en fin, se radicalizó mucho. Pero es evidente que ese análisis no se puede agotar en los pocos minutos que hubiéramos podido dedicarle. [...] Esto aspira a ser una introducción, un diccionario de temas mexicanos que además sirva de prólogo a nuevas incursiones, y las estimule. Creo que eso justifica el gasto. En todo caso, los propios cineastas mexicanos le están debiendo este trabajo a su país".
Humberto Ríos: Mi mayor crítica a México era que no tenía una visión antiimperialista. Era una visión localista pero no daba cuenta de cómo el imperio había hecho todo lo que el film describía que pasaba. Así que nos peleamos bastante con Raymundo, porque yo creo que él tuvo miedo de lastimar los intereses de alguna gente progresista en Estados Unidos. No de Susman, él no hubiera impedido eso, estaba de acuerdo en que la película tenía que ser fuerte. Pero la cuestión es que no habló del tema y se quedó en una cosa localista. No podías olvidarte de que el garrote estaba arriba, de lo que es el dominio imperialista. Por eso fue que Paul no estuvo contento con la película, que Ripstein no estuvo contento tampoco... Los estudiantes tampoco estuvieron demasiado de acuerdo, aunque la reivindicaron, la proyectaron clandestinamente y circuló bastante. Consiguió hasta los, digamos, laureles de una crítica presidencial desde los balcones del Zócalo. Echeverría nos mencionó como "Esos extranjeros que vienen aquí a mirar la historia mexicana y a criticarnos...". Con sus limitaciones, la película tuvo peso, tuvo significación.
 Benjamín Giser: Discutimos mucho sobre esa película. Yo me preguntaba por qué México, cuando ningún otro país latinoamericano había logrado resolver las dificultades estructurales que supone sacar adelante una revolución socialista. Es posible que su elección haya tenido que ver con que México confundía, como confundió el movimiento peronista en la Argentina. Es posible que no viniera mal resolver esa confusión, señalar la diferencia entre lo que había sido la Revolución Mexicana y lo que era México en 1970.
Lo que pasaba es que yo le decía entonces que no se podía poner en la misma bolsa a la burguesía claudicante que estaba usufructuando las ideas de la revolución, con lo que era el marxismo mexicano, que de hecho confrontaba con el oficialismo. Eso a mí me chocó, nos distanció bastante.

 

 Raymundo Gleyzer: "A partir del éxito internacional de la película,27 un exhibidor argentino se interesó en presentarla aquí, por lo cual se hicieron los trámites necesarios ante el Ente calificador, para el otorgamiento del certificado de exhibición. [El director del organismo, Ramiro] de la Fuente, me dijo que después de ver el film lo había hecho proyectar ante el embajador mexicano. Este solicitó entonces a la cancillería argentina que se prohibiese. [...] No solo se nos cercena el derecho a vivir, transitar y opinar, sino que se permite que un país extranjero nos imponga normas y dictamine sobre lo que podemos ver o no en materia cinematográfica. Es la primera vez que pasa algo así con mi film, que se exhibe libremente en Estados Unidos, Alemania, Suecia, Suiza, Uruguay, Chile, Venezuela, Colombia y hasta en la propia Universidad de México" .28
José Martínez Suárez: Desde octubre del '65 yo vivía en Chile y cuando él hizo México, en 1971, yo estaba montado a caballo de la cordillera. Hacía un tiempo que no lo veía, pero recuerdo una exhibición de la película aquí en Buenos Aires. No me gustó demasiado, se lo dije. Yo pensaba que Raymundo tenía que volver a un cine narrativo, dejar el documental político. Que tomara tal vez esos mismos temas pero con un desarrollo argumental, preciso. De todos modos lo que yo estaba diciendo solo era una proyección de mi propio interés.

Bebe Kamín: A Raymundo se lo notaba un tipo muy seguro de su propia condición de cineasta y de militante. Era como que se colocaba a sí mismo en una posición de mayor compromiso ideológico. Estaba claro que era una especie de "militante partidario", aunque yo no sabía a qué partido pertenecía ni nada. Lo veía imbricado en lo político, digamos. Mucho más a partir de México, donde era clara la perspectiva de una izquierda militante, confrontadora, activa. Muy provocadora, la película. Y además llamaba la atención porque esa era la época de Echeverría y este era considerado uno de los presidentes de mayor apertura de México. La izquierda en general lo consideraba un tipo potable, que había permitido una cantidad de cosas, era un liberal comparado con López Mateos y toda esa gente. Y sin embargo, este le daba con un caño. Esa imagen me quedó de Raymundo: intransigente en relación a cualquier "desvío liberal", muy tozudo en sus objetivos.
 Humberto Ríos: Raymundo vio La hora de los hornos en el Festival de Mérida, en Venezuela, y volvió enloquecido. Lo fui a ver a la casa, estaba con Víctor Proncet, y me habló maravillas de La hora... Maravillas. "¡Qué impactante, qué extraordinaria...!" Veníamos de hacer México... y había cierto parentesco, pero él no la había visto antes. La idea del peronismo lo volvía loco, pero también respetaba a la gente que luchaba dentro del peronismo.

 Álvaro Melián: Antes de México nos habíamos visto en algún café y teníamos amigos comunes. Pero la relación con Raymundo nace después, cuando él vuelve de México con la película. A mí me conmovió, me pareció una película interesante. Recuerdo que fue muy criticada por los peronistas, porque no se reivindicaba demasiado el rol de Lázaro Cárdenas. En ese sentido la vieron como una película un poco ultra, con algunas desviaciones... Yo no estaba demasiado de acuerdo con esas críticas, pero reconozco que lo que conocía de México era poquísimo. No se conocía mucho en general, más que la burocracia del PRI. Y además la película impresionaba, porque salvo las experiencias etnológicas, prácticamente nadie había hecho un documental que revelara problemas políticos y sociales, con la excepción de La hora de los hornos, que me parecía un film de agitación peronista. El único maestro, del que venimos todos, era Joris Ivens.

 

* Peña, F., Vallina, C. El cine Quema. Raymundo Gleyzer. Ed. de la Flor.Bs As. 2000  pp 57-68

 

notas

21 Carta a Guy Jossemet, Buenos Aires, 21 de septiembre de 1971.

22 Leduc (México, 1942) había estudiado cine durante algún tiempo en el IDHEC de París. Después de colaborar en forma anónima con Gleyzer debutó en el largometraje con el excelente Reed. México insurgente (1972). De su obra posterior, que alternó el documental con la ficción, se destacó especialmente Frida (1984).

23 "Marcha", Montevideo, 11 de noviembre de 1971; entrevista por José Wainer.

24 El mexicano Carlos de Hoyos, apodado "El Muerto", militaba en aquel momento en una organización de base del ámbito universitario, donde paralelamente desarrolló una intensa actividad de difusión de cine político. También aparece como asistente en los títulos de algunos films políticos de esa misma época, como Reed, México insurgente, de Paul Leduc. El cineasta mexicano Gabriel Retes lo recuerda como un "hombre del '68, de gran inteligencia, muy comprometido políticamente. Se puede decir que hoy está perdido. No sé qué ha sido de él".

25 Estas frases están incluidas, textuales, en la banda sonora del film.

26 El plan de agregar un fragmento para describir mejor la cuestión de la presión norteamericana sobre México nunca se llevó a cabo. Con respecto a las fuentes utilizadas para redactar los textos del film, Gleyzer las detalló en un texto inédito titulado Algunos antecedentes importantes del film documental México, la revolución congelada: "El film fue íntegramente filmado en México durante marzo, abril y mayo de 1970. [Utilizamos] varias fuentes oficiales, entre ellas el censo nacional de 1960. La mayor parte de las citas que menciona el locutor son tomadas del libro del actual rector de la Universidad Autónoma de México, Pablo González Casanova, La democracia en México, de la editorial mexicana Era. Sus palabras casi textuales se reproducen en las páginas 24 a 120 y los cuadros estadísticos, en las páginas 230 a la 328.
"Todo lo que se dice sobre el henequén está textualmente tomado de las investigaciones del historiador mexicano Fernando Benítez, de su libro Ki, el drama de un pueblo y su planta, Fondo de Cultura Económica. Especialmente sus páginas 46 a 152 y el espíritu general de la obra.
"La parte histórica fue tomada de los libros del célebre historiador mexicano Silva Herzog, La revolución mexicana y otros. El ex embajador mexicano en la India y prominente hombre de letras Octavio Paz, con sus libros El laberinto de la soledad (Fondo de Cultura Económica) y Tres culturas (sobre la masacre de Tlatelolco). Acerca de los textos sobre los grandes problemas nacionales y su proyección, hemos tomado datos textuales del libro Neolatifundismo y explotación, de los autores Rodolfo Stavenhagen, Fernando Paz Sánchez, Cuauhtémoc Cárdenas y Arturo Bonilla, Editorial Nuestro Tiempo, México. [...]
"Se confeccionaron más de 400 fichas sociológicas para ilustrar el resto del film [y] se realizaron más de 150 entrevistas en todo el territorio, para seguir y complementar la investigación. De tal manera, todos los elementos puestos en el film corresponden a la más absoluta realidad".

27 México, la revolución congelada obtuvo el primer premio en el Festival de Locarno y el Ducado de Mannheim en el festival internacional de esa ciudad.

28 "La Opinión", 28 de octubre de 1971. Aunque se lo exhibió en diversas oportunidades, el film no pudo tener un estreno formal en Buenos Aires hasta mayo de 1973.

 

 

RAYMUNDO GLEYZER: LA LECCION DE MEXICO

Reportaje a Raymundo Gleyzer
por José Wainer en del diario Marcha de Montevideo

consultado en: http://www.documentalistas.org.ar/nota-textos.shtml?sh_itm=d2bb8307edae498a2906bda232579039

Raymundo Gleyzer estuvo en Montevideo, el fin de semana pasado, y presenció en la función de la Cinemateca del Tercer Mundo el estreno uruguayo de México, la revolución congelada, este último
documental en colores. Gleyzer es argentino, tiene veintinueve años y más de quince documentales en su haber. Filma desde 1961 y desde entonces ha obtenido siete premios internacionales en festivales.

-Hay muy pocas películas dedicadas al tema México. De ellas, la mayoría debe pertenecer a realizadores no latinoamericanos, y ninguna, sin duda, a los propios mexicanos. ¿Cómo explicas eso?

-La situación política en México es sumamente confusa. Durante muchísimo tiempo el gobierno de la "revolución congelada" trató, y trata todavía, de confundir a todo el mundo, y en esa masa de confusiones está inmersa la propia intelectualidad mexicana por lo menos en lo que al cine se refiere. De ese prolongado letargo no me parece que vayan a despertar si siguen creyendo, monoliticamente, en la posibilidad de ganarse a la industria para la revolución. La única forma de romper ese circulo es el cine documental, que salga directamente al pueblo, lo interrogue, lo registre, que busque en él su base de sustentación. Esa es la tentativa de mi película.

-¿Tu condición de extranjero provocó alguna dificultad?

-Seria una perogrullada recordar que uno no puede ser extranjero en América Latina. En cualquier lugar, y eso lo sentís apenas empezás una película, uno se encuentra en su propio país. Así me ocurrió en Brasil, cuando La tierra quema, y esta vez, también. Hay muchas cosas que unifican nuestra realidad, y más que nadie nuestro enemigo común. Te diría que la experiencia mexicana me interesa no sólo por México, sino por lo que nos puede servir a todos los demás, y viceversa: creo que la experiencia de los cañeros tucumanos sería muy útil para los cortadores de henequén en Yucatán. Son manifestaciones múltiples de una realidad en el fondo única. Y el papel del cine, en esta lucha por romper el cerco de la información que nos tiende el imperialismo a través de todos sus instrumentos, es ir a las fuentes, reflejar la realidad y retransmitirla a otras regiones.

-Bueno, pero México siempre tuvo una apariencia de singularidad dentro del mapa continental.
¿Cómo influyó en la elaboración de la película esa perspectiva latinoamericana?


-Ante todo: es una película hecha por argentinos -que aparecen en los títulos- el Negro Ríos
en cámara, y mi esposa, Juanita, en sonido- y por mexicanos -que no aparecen, por razones obvias no pueden aparecer, en los títulos-. A todos nos interesaba analizar un fenómeno que no se limita a México, sino que se ha extendido por toda América Latina: qué sucede cuando un movimiento popular carece de una precisa definición socialista, cuando no se propone la transformación de la sociedad. Pienso en experiencias del pando, como la de Paz Estenssoro, en sus limitaciones- y en las del peronismo en cierto modo, y en las del gobierno de Goulart, o de Arbenz, o del propio Cárdenas. E inclusive en las definiciones de gobiernos que cuentan con nuestra expectativa hoy, como los de Velasco Alvarado o Torrea. En fin, una larga serie de movimientos nacionales que en última instancia frustraron por sus propias irritaciones (claro, y no sólo por ellas desde luego). Me pareció que el ejemplo de México era el más grande de lo que ha ocurrido en América Latina cuando la burguesía se apropiaba de las banderas de un movimiento popular, y cómo no ha podido impedirla en unos casos- o ha sido la protagonista de la misma en otros. O será socialista o será una parodio de revolución, decía el Che, y ésa quiso ser la médula de la película.

-El trabajo debió ser complicado, si pensamos que ustedes debían empezar desde cero o muy poco más adelante.

-Estuvimos dos meses fuera de México, leyendo, investigando, interrogando a gente que vivía en el exilio. Luego nos fuimos a México, y pasamos otros dos meses haciendo reuniones con distintos grupos obreros y campesinos, estudiantes, políticos, economistas. Cuando conseguirnos delinear un panorama general en el que todas esas fuentes quedaron integradas nos lanzamos a filmar por distintas regiones del país Pero la investigación propiamente dicha nunca se detuvo. Nos acostumbrarnos a trabajar con fichas. Una ficha para cada entrevista, para cada libro o articulo que leyéramos para cada acontecimiento significativo que ocurriera. La investigación continúa inclusive ahora que la película ya está terminada y se empezó a exhibir. Bueno terminada no, porque pensamos agregarle un capitulo que refuerce la imagen de la penetración norteamericana -y eso todavía está en discusión para conseguir la formulación definitiva- y además porque querernos comprobar la repercusión en el publico de lo que nosotros buscábamos

-¿Los campesinos que aparecen interrogados en la película preparaban su declaración con el entrevistador, o la filmación era totalmente improvisada?

-Nosotros fuimos por ejemplo, a Yucatán, y allí seleccionamos a Antonio López, ¿te acordas?:
el cortador de henequén negro, el personaje de ese capitulo. En general, yo me dirijo al sujeto y
lo invito a colaborar con la filmación. Por supuesto, por esa colaboración se le ofrece una remuneración que me parece es el modo más correcto de proceder. Hay que pagarles el salario que se les hace perder; si pierden contigo determinado tiempo, hay que pagárselo. Así, además la gente trabaja con mejor predisposición. A partir de entonces grabamos muchas entrevistas con López, al cabo de las cuales nos pareció que era un tipo que veía con suma claridad su condición de explotado y era capaz de expresarla con una gran transparencia. En adelante, todavía, López pasa a ser de entrevistado a personaje, digo personaje porque, en la medida que nos refiere su vida y sus conflictos, se hace intérprete, representante, de toda una situación general. Y además. empieza a tomar la iniciativa de la película, porque él va determinando su desarrollo. Como te decía: no hay nada a priori todo se va transformando sobre la marcha, lo que creíamos sobre la realidad o sobre la película se rectifica o se confirma. Ésa permeabilidad creo que es el mejor principio para estos casos.

-Tu visión critica de México puede provocar cierta sorpresa en la medida en que su diplomacia
pareció siempre bastante autónoma, como en el caso de Cuba, o en el asilo político.


-Mira: eso es sólo una falacia más. Un ejemplo: el aeropuerto de Ciudad de México está totalmente administrado por la ClA, es propiedad de la CIA. Si querés viajar a Cuba te ponen impedimentos insalvables, aunque tengas visa y haya relaciones. La CIA te marca, te ficha, te fotografía, te toma impresiones digitales, te lleva a sus dependencias y te somete a su propio personal, todo sin que la policía mexicana haga siquiera de intermediario. Al final te das cuenta de que las relaciones con Cuba no son más que una jugada por elevación que el imperialismo le hace cumplir a los mexicanos.

- ¿Hay dificultades para filmar estas cosas? ¿Y para exhibir?

- La posibilidad de exhibir una película de intención critica es simplemente una fantasía, por lo
menos en los circuitos públicos. Ni siquiera pensamos intentarlo, lo cual no quiere decir que no la
vayamos a exhibir en México, desde luego. Ya se verá. La represión intelectual es muy intensa, en
general. Para poder filmar necesitas hacer una declaración ante el Ministerio del Interior. Ahí, inmediatamente, te nombran un censor, que no te deja ni a sol ni a sombra y decide qué se puede filmar. Todos los cineastas del mundo que pasan por México, en cualquier carácter, jamás pueden librarse de este personaje, que sabe exactamente qué se puede filmar -mejor, qué no se puede filmar-. Nosotros optamos por omitir ese trámite, no declaramos nada, y trabajamos en forma semiclandestina, lo que nos daba una mayor libertad de acción. El precio lo pagamos ahora cuando nos proponemos exhibirla.

-De manera que la película, desde ya, antes de que alguien la califique, por su sola existencia es
una trasgresión. ¿Hay antecedentes de películas prohibidas?


-Hay mucho. Últimamente se ha hablado de dos títulos. Los adelantados, de Alatriste, el productor de Buñuel, sobre la vida de los campesinos yucatecos sometidos casi a la esclavitud, y Ciudad de Netzalhualcoyotl, que la produjo el dueño de una de las publicaciones de mayor circulación (...), y se refiere a la vida de una villa miseria próxima a Ciudad de México. Lo más curioso es que todos sabían que habrían de ser prohibidas, y con esa convicción incluso fueron filmadas.

-¿Hay intención de caricaturizar a la izquierda en la película?


-No, no es la izquierda, sino un ala, una pequeña ala del sistema político en que se apoya el régimen. Es la izquierda oficial, el Partido Popular Socialista, fundado por Vicente Lombardo Toledano, y que hoy es un grupo que está profesionalmente en la traición. Y aunque en la película se vean retratos de Marx o de Stalin, no tienen nada que ver con el Partido Comunista, o los grupos espartaquistas, o los maoístas. Es cierto que, por desgracia, como en otras partes del mundo, la izquierda está atomizada en México, y que todos los pequeños y perseguidos grupos no suman más que unos miles. Con ese pasaje quisimos mostrar hasta dónde llegaba la perfección del engranaje, que incluye su propia izquierda disidente, legal y todo.

-A muchos nos llamó la atención que el repaso de la historia no hiciera hincapié en la figura de Cárdenas.

-Hay una cosa innegable: a la película le faltan muchas cosas. Esta es una primera aproximación
al tema de México, y no podíamos excedernos de una hora de metraje. Decantar todo lo que recopilamos fue durísimo, sobre todo porque queríamos quedarnos con las cuestiones que tenían mayor vigencia. Cárdenas hubiera merecido un análisis en profundidad. Uno no se podía limitar a agregar que fue importante y punto. En el grupo predominó la idea de que precisamente en ese caso debíamos ser muy rigurosos. Mostrar que Cárdenas no movilizó a las masas para destruir a la oligarquía, y que su programa, que era en sí avanzado, se extinguió con su mismo periodo de gobierno. Es inexplicable que haya permitido que lo sucediera Ávila Camacho en la presidencia, reconocido sin discusión como el gobernante más retrógrado y entreguista del PRI, cuando la voluntad de Cárdenas en esa decisión era fundamental. Pero realizó las etapas más audaces de la reforma agraria y enfrentó al imperialismo en la nacionalización del petróleo. Y más cerca de nosotros, apoyó a Cuba. En fin, se radicalizó mucho. Pero es evidente que ese análisis no se puede agotar en los pocos minutos que hubiéramos podido dedicarle. Admito la observación, pero creo que no podíamos superar la extensión que finalmente se le dio a la película: esto aspira a ser una introducción, un diccionario de temas mexicanos que además sirva de prólogo a nuevas incursiones y las estimule. Creo que eso justifica el gasto. En todo caso, los propios cineastas mexicanos le están debiendo ese trabajo a su país.

José Wainer
"Marcha" (Montevideo)
Publicado por Cinelibros Nro 5 de la Cinemateca Uruguaya, en 1985.